viernes, 9 de mayo de 2014

Uzbekistan





  Tal vez fuese culpa de Corto Maltés y su casa dorada de Samarkanda, o tal vez de Tin Tin y sus aventuras, o de Julio Verne y sus magníficas historias, o quizás de Marco Polo y su libro de las Maravillas o quién sabe si de Ruiz González de Clavijo,  o incluso del mismísimo Indiana Jones… aunque me temo que lo más probable es que fuese culpa mía, culpa de mí mismo y mi exceso de  imaginación… pero hace unos meses ya, cuando desde un mapa-mundi  gigante que colgaba de la pared del comedor de mí casa y solía trazar con el dedo lo que fue la gran ruta de la seda, mi mente me transportaba a legendarias ciudades llenas de caravanas de  camellos, caravanserais, calles polvorientas llenas de mercaderes, música oriental y danzarinas del vientre abriéndose paso entre encantadores de serpientes… pero cuando uno se adentra en el 2014 en la que tal vez fue la más importante ruta comercial de la historia, esa vía de comunicación que le sirvió a la vieja Europa de puerta de entrada de todo el conocimiento y exotismo del lejano y desconocido oriente, uno se encuentra con unas ciudades que por suerte aún conservan parte del patrimonio de aquellas doradas épocas, pero que el paso del tiempo y de otros imperios han dejado una huella más profunda que no las de los días del gran mercader veneciano… Y es que hasta 1991 todas estas republicas de Asia Central formaban parte de la poderosa U.R.S.S. y es la herencia soviética la que más hondo ha calado en el batiburrillo de culturas que pueblan estas tierras…
   El día que abandonaba Kirguizistán, mientras esperaba a que abrieran el lado uzbeco de la frontera ya que tienen una hora de diferencia y mientras charlaba con algunos de los locales que estaban allí esperando al igual que yo… mi cerebro va y recibe una señal que me cuesta de creer, pero me parece estar escuchando “catalán” justo detrás mío, en la frontera entre Kirguizistán y Uzbekistán!!!!!  Me giro y efectivamente un par de viajeros de Sant Joan Despi  y Tarragona respectivamente estaban allí a la espera igual que yo!!! Su intención era llegar de Barcelona a Pekín en un SEAT Ibiza…para que veais que no soy el único colgado que hay por el mundo, pero este les dejó tirados en Estambul!!!  Fue un puntazo el encuentro ya que por aquí apenas hay turismo y que encima fuésemos vecinos, pues la verdad es que hizo ilusión…
Una vez abierta la frontera nos damos cuenta de que aquí las cosas van en serio ya que nos inspeccionan los ordenadores de arriba abajo, abriendo todas las carpetas en busca de material terrorista o tías en pelotas… vete tú a saber, pero la cosa es que a uno de los catalanes en el móvil le pillaron fotos de su novia en paños menores y le obligaron a borrarlas o sino no le dejaban entrar… aunque mientras inspeccionaban las fotos tendríais que ver qué cara de viciosillos que se les pusieron…Una vez en suelo uzbeco, nos despedimos y cada uno siguió su camino…
 El pedaleo es agradable ya que no hace mucho viento y el terreno es bastante plano, estoy recorriendo el fértil y mitificado valle de Fergana.  Necesito dinero uzbeko y me desvío a Andijón ciudad escenario de una terrible masacre en la que el ejército abrió fuego sobre unos manifestantes en 2005 y que todavía está presente en las mentes de sus habitantes. Debo superar varios controles policiales que aunque no suponen ningún problema siempre y cuando tengas todos los papeles en orden, sí que resulta un coñazo estar parando cada dos por tres. Al contrario que su gobierno y su policía, la gente de a pie uzbeca, es de lo más encantador y hospitalario que me he encontrado hasta la fecha. Poco a poco voy descubriendo que cuanto peores gobernantes tiene un país más maja es su gente… así pues supongo los españoles debemos ser gente encantadora.
 En Andijón una vez consigo dinero en el mercado negro, a un cambio mucho más conveniente que en los bancos, un profesor de inglés que me hace de interprete, me invita a comer y se desvive por hacerme sentir a gusto en su ciudad, pruebo el omnipresente Plov por primera vez y no me deja pagar absolutamente nada. En la carretera es constante la cantidad de coches que paran a saludarme y a hacerse fotos conmigo, imagino que la ausencia de turismo hace de mí un ser exótico a sus ojos…
  La primera noche la paso en Fergana, una ciudad mediana que da nombre al valle y que ya entrada la noche se muestra algo hostil ya que es todo muy oscuro, muy sobrio, muy soviético…Trato de buscar un albergue que me habían recomendado por sus buenos precios ya que aquí los precios no son los de la india, pero me resulta imposible dar con él y termino en un hotel semi lujoso, ya que en Uzbekistan por ley se debe dormir en hoteles oficiales, aquí no pues dormir en casas particulares ni en tienda de campaña ni en ningún sitio donde no te den un papelito al que llaman “registro” y que debes enseñar en la frontera al abandonar el país y en caso de que no coincidan el número de noches transcurridas en el país con el número de “registros”, uno se expone a una sustancial multa!!!!. Así pues me veo obligado a pagar más de lo que a mi austero bolsillo tengo acostumbrado, pero hay que decir que el hotel estaba realmente bien… y disfruté de una ducha de un agua caliente que hacía muchos días que no disfrutaba…
  En Kokand también hice noche y conocí a un grupo de muchachos que me enseñaron orgullosos su bonita población y en su afán por darme a conocer a todo el mundo,  me llevaron como si de un expediente X yo me tratase a su universidad a que me viesen y se echasen fotos conmigo sus compañeros y profesores…pensé que en cualquier momento me ataban a una camilla y me extraían algún órgano vital para analizarlo!!! Cuando consigo comprar mi libertad con mi mejor sonrisa y un par de escusas, me refugio en un bar donde en menos de 5 minutos tengo la mesa llena de gente y me empiezan a interrogar por mis conocimientos culinarios uzbekos… concluyendo en que ellos preparan el mejor PLOV de todo el país y para que me quede claro me invitan a cenar esa misma noche… Cuando por la noche me presento en el bar, resultan haber como quince personas esperándome y tan solo un cubierto con el más típico de los platos nacionales que consiste en un arroz especiado con carne de cordero y alguna verdura. Me veo yo solo sentado en una mesa con un montón de público esperando que les de mi aprobación y elogio, son un montón de pares de ojos clavados en mí bajo un absoluto silencio tan solo roto por el chasquido de mi masticación, convirtiendo la situación en algo entre divertido y embarazoso… menuda presión!!!! Aunque he de decir que el plato estaba muy bueno… Cuando les regalo el oído diciendo que efectivamente no había probado nada igual en mis 41 años de vida, bla bla bla…, rompen en aplausos y empiezan a abrazarme a mí, se abrazan entre ellos, se auto afirman como grandes cocineros, el ruido vuelve al bar y todo vuelve a ser relejado y cordial…
  El camino prosigue por las llanuras de un valle que parece cualquier cosa menos un valle, donde almendros en flor, campos de cultivo, extractores de gas metano y una gran presencia industrial conviven en la zona más tradicional y conservadora de este reciente país…
  Al abandonar la industrial Angren y poco antes de llegar a Tashkent un duro puerto de montaña vuelve a mostrarme nieve y es capaz de hacerme sentir frio en un mismo día en el que desperté sudando de calor, pero pese a la dureza del ascenso, la belleza del paisaje compensa el esfuerzo y la bajada de más de 15 km es una auténtica gozada…
   Tashkent es la capital de Uzbekistán, una ciudad para mi gusto extremadamente soviética pero que conserva alguna madraza y mezquita que realmente valen la pena, me alojo cerca del animado y concurrido Chorsu bazar donde transcurre la mayor parte de la vida comercial y social de la ciudad, en un albergue (Gulnara) donde me encuentro con otros viajeros y turistas por primera vez en mucho tiempo… mi plan es utilizar Tashkent  como base de operaciones para obtener los Visados que me faltan para poder  seguir mi camino ya que aquí están las embajadas y consulados de Irán y Turkmenistán.
  Obtener el visado de Irán es un proceso largo y tortuoso que empecé hace ya algún tiempo cuando andaba todavía por  tierras Vietnamitas, y por estas fechas ya debería estar resuelto, pero por incompetencia de la agencia que me lo tramitó todo, cometió el error de usas dos números de pasaporte distintos ya que en India me tocó renovarlo y resulta que me encuentro con que me niegan la entrada a Irán, uno de los países que más ganas tengo de conocer…al principio la noticia es como un jarro de agua fría y me veo en un largo proceso de idas y venidas a las embajadas y a agencias para solucionar toda esta engorrosa burocracia…
  Harto de pasar tiempo en una ciudad de la que ya he visto todo lo que tengo que ver, me voy con la bici hasta Samarkanda y ya volveré en tren cuando me arreglen el papeleo… El camino hacia la evocadora ciudad de Samarkanda, me lleva tres días pedaleando a contra viento, un viento tan fuerte que en ocasiones me obligaba a bajar de la bici y a agarrarme a las señales de tráfico ya que me deslizaba literalmente hacia atrás… siempre lo digo, prefiero subir una montaña vertical que no pelear contra el viento, es una sensación  muy frustrante aunque por suerte la generosidad uzbeka hizo que el camino se hiciese muy ameno y es realmente un placer ver que la gente que comparte la carretera conmigo, se paran a regalarme pan, yogurt artesano de las montañas, e incluso una sandía!!! Lo cual es de agradecer, pero cuando viajas en bicicleta, una sandía más que un regalo es una auténtica putada… pero la intención es lo que cuenta… aunque lo más sorprendente es que me han llegado a dar dinero en dos ocasiones… gente que en medio de la nada quieren invitarte a comer pero que al no haber ningún sitio donde comprar comida, se sacan del bolsillo el equivalente a unos 5€ (lo cual aquí es mucho más que en Europa) y te dan dinero para que me coma algo a su salud… INCREIBLE!!!!!
  Una noche en un hotel de mala muerte un grupo de trabajadores de la metalurgia me invitaron a cenar con ellos  y como el que bebe agua sacaron una botella de vodka casero que regó una parrillada que nos metimos entre pecho y espalda.. Dos de ellos eran musulmanes serios y no probaban el alcohol por nada del mundo, pero uno de ellos que era del genero “golfo”, encontró en mí a un aliado y nos tragamos la botella entre los dos… de vuelta al hotel me vi obligado a visitar el baño y clavar las rodillas…. Por suerte a la mañana siguiente me encuentro una mesa con un montón de pastas, dulces, café, té, una especie de bolas de pasta rellenas de cebolla y carne y todo para mí y sin cargo alguno… lo cierto es que estas gentes son excepcionales,no me cansare de decirlo.
   Samarkanda no se libra de ese tufillo soviético que planea sobre todas estas regiones, pero tiene el honor de albergar joyas como la plaza del Registán con sus tres espectaculares madrazas, los mausoleos de Shahy Zinda,  la mezquita de Bibi Kahnym o el bazar de Siyob que te hacen olvidar la parte más fea de una ciudad que fue el centro del mundo hace muchos años… Una ciudad que en el siglo XV recibió a Ruiz González de Clavijo, un embajador de Enrique III que con dinero de la corona de Castilla llegó hasta tan remota ciudad con la intención de encontrarse con el poderoso Tamerlán e intentar formar una alianza para enfrentarse a los otomanos, los actuales turcos, a los cuales el reino de castilla los veía como una amenaza para el cristianismo de la época en uno de los episodios más desconocidos e interesantes de la historia española. Su viaje desde el Puerto de Santa María en Cádiz hasta Samarkanda, quedó  plasmado en un el libro que él mismo escribió: “Embajada a Tamorlán” siendo un gran libro de viajes medievales a la altura del”Libro de las Maravillas” de Marco Polo.
  En el albergue donde dejo caer mis huesos en Samarkanda coincido con otros viajeros muy majos y algún que otro excéntrico, como Chris y Laura, dos motoristas que llevan más de 10 años recorriendo el mundo a lomos de dos poderosas BMW o una alemana que va de Alemania a China en bici y en solitario. Aunque el más personaje de todos es un Canadiense que salió desde Lisboa en Bici hasta Samarkanda con la única intención de lanzar su anillo de boda (su mujer le había dejado unos meses antes) en la “puerta del infierno”, que es una especie de mini volcán activo que hay en Turkmenistán… un tipo es un frikie del “señor de los anillos” totalmente destrozado por el abandono de su conyugue…
   El camino prosigue por el polvoriento desierto hasta Bujara donde por fin encuentro una ciudad a la altura de la leyenda…     Bujara pese a estar algo saturada de turismo es una pequeña joya que sí  me transportó a los años dorados de la Ruta de la seda… y estando disfrutando de tan bonito enclave, recibo un mail diciéndome que debo volver a Tashkent a recoger mi visado Iraní el cual se me ha resistido muchísimo y no es plan de perder la oportunidad. Un tren nocturno al más puro estilo soviético, digno de las películas de espías… me devuelve a la capital uzbeka para entonar lo que va a ser el último estribillo de esta canción de un viejo nómada…
   Me dispongo a cruzar la antigua Persia entre mayo y junio y he decidido poner punto y final en Dubái. Desde el sur de Irán cruzaré en barco el estrecho de Ormuz y desde esa extraña ciudad de los Emiratos árabes volaré hasta mi añorada Barcelona para reencontrarme con todo aquel que quiera reencontrarse conmigo…
  Así pues….. Un millón de gracias de nuevo por los mensajes de ánimo y apoyo que tanto reconfortan y por viajar a mi lado sin apenas sudar ni pasar calamidades….  Jeje
Nos vemos en…….


Valle de Fergana

Almendros en el Valle de Fergana, no es edel Jerte, pero bueno...

Simpatico carnicero en el Bazar de Andijon

Panaderias de Uzbekistan

Coloridos mercados

Recien llegados a Kokant

Kokant

Escenas agricolas en el Valle de Fergana


Mercados y bazares en la Ruta de la seda



Vestimenta tipica de Uzbekistan

Jami mosque en Kokand

Narbutabey Madrasa en Kokand



Hombres tomando Chay (Te)

Omnipresente Te

Khans Palace

Amigos de Kokand que me invitaron a cenar un delicioso PLOV

La eterna carrtera

Toy Cansao.....

Kamchik pass (2267mtr)

camino de Tashkent

Kamchik pass

Por suerte casi todas las subidas se convierten en bajadas...


Rio Syr Darya


Gente generosa abasteciendome de pan en el camino...

Syr Darya

Ahora de postre yogurt artesano y gratis...

Las yogurteras

Bonitos caminos secundarios 

Por fin en la capital de Uzbekistan

Tamerlan.. el heroe nacional

Degustando mel i mato (requeson con miel).... que bueno!!!


Butifarrera mayor en Tashkent

Kulkedash madrasa en Tashkent

Circo de Tashkent

Khast Imom

Khast Imom


Marujillas Uzbekas



Bonitas cupulas de azulejos turquesa

Ya va quedando menos....

Yo....sin mas...


Pedaleando a contra viento...

Entre el viento y lo que me van regalando por el camino
se me ha quedado cabeza de Leon...

Companeros de carretera

Otros que me pagaron la cena... buena gente en Jizzahk

Samarkanda a la vuelta de la esquina

Verdes paisajes de vacas...

Samarkanda



Nan o pan de Samarkanda.. muy popular

Panaderia ambulante


Mercados de Samarkanda



Rejistan

Sher Dor Madrasa con los famosos leones

Rejistan, Samarkanda



Un clasico en las calles de Samarkanda

Biblioteka de la escondida sinagoga de Samarkanda

Los unicos camellos que he visto de momento...


Shah i Zinda

La abuela de la fabada uzbeka



Shah i Zinda Samarkanda




Con Nasrutdin, una especie de Quijote oriental originario de Bujara.

Calles de Bujara

Minarete en Bujara


Golden Colgate



uno de los pocos camellos que me he encontrado

Bujara

Hola Maggie!!!!!


Char Minar